Me llamo Anna Takahashi.
Nací en Francia, de padre japonés y madre alemana, y empecé trabajando en el ámbito cultural: un festival multidisciplinar en Francia, un teatro de ópera en Bélgica, y luego 10 años como responsable de publicaciones en un gran teatro de París.
En plena crisis de la mediana edad, decidí dejarlo todo y acabé en Quebec, en la Escuela de Vida Consciente, para profundizar mi práctica de sonidos conscientes y del Gaiayoga.
Esta etapa crucial de mi recorrido estuvo marcada por una serie de cambios radicales, incluso en mi relación con el lenguaje: como editora de la editorial Gaiayoga desde el año 2000, aprendí a acercarme a los textos con todo mi ser, en contacto con su cualidad vibratoria.
Dejé el campo de Quebec para instalarme en Montreal, y desarrollé una experiencia en la traducción de audiolibros en el tema del bienestar y la espiritualidad.
He tenido el privilegio de traducir a grandes del crecimiento personal como Eckhart Tolle, Wayne Dyer, Byron Katie, Louise Hay, y a luminarias de la meditación de atención plena como Jon Kabat-Zinn, Tara Brach, Jack Kornfield.
En cada etapa, me apoyo en la práctica diaria de los sonidos conscientes, y en 2008 empecé a enseñar el Canto de las Vocales.
Impulsada por la curiosidad que nunca me deja descansar, descubro y exploro diferentes formas de relacionarse con el cuerpo: movimientos para influir sobre nuestro estado de ánimo y nuestra forma de pensar, toques y técnicas energéticas para disolver tensiones, tanto físicas como emocionales.
En 2012, creé KINESON, un "yoga del cuerpo y la voz" que me permite ofrecerte una experiencia integrada de todo lo que nutre mi práctica.
Desde 2022, trabajo y me formo con Elisabeth Baile, la creadora del Canto Postural, una técnica revolucionaria que me ha permitido dar su justo lugar a todas las piezas del magnífico rompecabezas que he montado a lo largo de los años.
Juntos, en 2023, creamos el Laboratoire de parole vibratoire [Laboratorio de palabra vibratoria], un espacio experimental donde intercambiamos ideas con total transparencia, entrenando nuestros cuerpos para dejar fluir el fuego de la palabra justa.